Un pozo de riego no deja de ser una perforación subterránea para captar agua.
Los pozos se clasifican a efectos administrativos en función de la profundidad del pozo, el caudal, diámetro, materiales con los que se ha construido.
Por ejemplo, los pozos antiguos son anchos y de ladrillo. Los nuevos en cambio son entubados y con diámetros muy estrechos, normalmente cerrados, en lo que se filtra el agua. La bomba de extracción y la potencia son también factores a tener en cuenta, así como el hecho de que se apoyen sobre una balsa de agua para ir acumulando el agua.
- En el pasado los pozos no solían tener una profundidad superior a 20 metros, llegando en algunos casos a los 30- 40 metros, ya que se hacían los pozos a mano con gran envergadura.
- Los pozos con maquinaría llegaban normalmente a los 70-80 metros.
Las sequías y el nivel de bajada de los acuíferos llevan a que haya pozos con incluso 120 metros o más de profundidad. Por otro lado, la profundidad parece ir en aumento ante la escasez de agua y la búsqueda de nuevas bolsas de agua.
Hay dos grandes tipos de solicitudes para legalizar la situación de un pozo:
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Pozos de Sección A
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Pozos de Sección B